El pene más grande de la Historia
Si en uno de esos concursos televisivos, no aptos para menores, preguntasen: ¿Cuál eso el pene más grande de la Historia? Alguno diría que el de Rocco Siffredi. Otro que el de Nacho Vidal, y habría quien apuntaría al del Conde Lequio. Todos se equivocarían.
Actualmente, a pesar de las discrepancias de los expertos, el record lo ostenta el miembro de de Rasputín. La verga en cuestión, que mire flácida la friolera de 40 centímetros, tiene una historia tan oscura y retorcida que la de su dueño.
Grigori Yefímovich Rasputin, nacido en Pokróskole el 10 de enero de 1869, murió en San Petersburgo el 31 de diciembre de 1916. Fue un místico ruso con una gran influencia en los últimos días de la Dinastía Románov.
“El monje loco”, como le conocían, llegó a ser mano derecha del Zar debido a sus supuestos poderes sobrenaturales. Sus grandes banquetes, que siempre finalizaban en orgías, su analfabetismo y su gran influencia en el Zar contribuyeron a que se ganara las envidias de los nobles rusos.
El 29 de Diciembre de 1916 comenzó la historia de su pene: Durante una cena-trampa, Rasputín fue asesinado e incinerado por un grupo de aristócratas rusos, que, como trofeo, le cortaron el pene y lo guardaron.
A los pocos años, la hija de Rasputín escribió una biografía sobre su padre en la que aseguraba que el pene de éste había sido cortado durante su asesinato. Esta afirmación causó revuelo en las altas clases rusas, y los conspiradores decidieron deshacerse del pene y se lo dieron a una antigua amante del monje.
La reaparición
En 1967, un anciana parisiense sacó a la luz el secreto que había guardado en una caja de madera durante años, nuestro protagonista de hoy: el pene de Rasputín. Tras una serie de pruebas se comprobó que efectivamente era el de Rasputín, y fue comprado por 8.000 dólares por el mueso erótico de San Petersburgo.
Hoy en día sólo se conservan de él 28.5 cm debido a una parte dejada en Rasputín, durante la castración, y al supuesto ataque de un perro.
El museo erótico de San Petersburgo
El primer museo del erotismo, cuyo centro de atracción es el pene del legendario monje Rasputín, abrió sus puertas en San Petersburgo, en una clínica de urología que espera con ello atender mejor a sus clientes. La exposición permanente está abierta al público, que puede admirar una impresionante colección de falos de cerámica y de imágenes libertinas, algunas de las cuales datan del siglo XIX.
“Por supuesto, el museo sirve para satisfacer la curiosidad de sus visitantes, pero sobre todo ayuda a nuestros pacientes a superar sus problemas de impotencia sexual”, afirma el director de la clínica y propietario de la colección, Igor Kniazkin.
Urólogo y sexólogo de 37 años de edad, Kniazkin sostiene que el ambiente del museo reconforta a sus pacientes y los hace ser “más optimistas y más serenos”.
Solamente una parte de los cerca de 12.000 objetos eróticos que Kniazkin posee son expuestos en su clínica. “Guardo en mi casa los objetos de valor”, reconoce.
Muchas de las piezas expuestas son regalos de pacientes, como una vieja fotografía en blanco y negro de una Venus Calipige contemplándose en un espejo, adquirida en Londres por un empresario ruso, o una pequeña escultura que representa un termómetro en el sexo de una mujer, obsequio del escultor Zurab Tseretelli.
En el museo, lo que acapara la atención del público es el pene de Grigori Rasputín. El sexo del monje, curandero y consejero del último zar de Rusia, cuyos excesos sexuales son legendarios, es conservado en una solución de alcohol.
Ante la vitrina dedicada a Rasputín, puede leerse: “Pene de Rasputín, asesinado en San Petersburgo la noche del 16 al 17 de diciembre de 1916. 28,5 cm”.
“¿Es verdad lo que se dice, que mirarlo ayuda a combatir la impotencia?”, pregunta un hombre, incrédulo, al doctor Kniazkin.
“Sin ninguna duda”, responde sonriente el médico.